La
trascendencia de Siete Años con «La Aldea», más allá de mostrar los
presupuestos estéticos y líricos de «Los Aldeanos», –presupuestos escamoteados
y eclipsados por un debate hartamente manipulado entorno a sus letras– estaría
marcada en la declaración de actitud expresada por «El Aldeano»: “A lo único
que pertenecemos es a la Asociación Hermanos Saíz y al corazón de este pueblo.
No somos asalariados del imperio, no te equivoques.” Reafirmada en las palabras
de «El B»: “Si viniste a ver un espectáculo político estas muy, pero muy
equivocado, esto es música del pueblo para el pueblo.”
Reafirmación
de la coherencia entre sus discursos y la postura que asumen: la verdad como
lógica de vida, desde la tangencia, a contracorriente, sin complacencias, ni
medias tintas… asumiendo el riesgo de sus lecturas otras sobre un contexto con
el cual no se identifican enajenados, sino una voz otra, áspera y
cuestionadora. Riesgo que los ha ubicado en el vórtice de una polémica y en la
vorágine de un diferendo que debe ser solucionado desde el diálogo, que debe
ser confrontado desde la pertenencia, que debe ser escuchado desde la lucidez.
Aclarados
los puntos y las dudas para los inadvertidos, comienza la travesía.